La vida se expresa como movimiento. En un nivel profundo de nuestro funcionamiento fisiológico, todos los tejidos sanos y vivos sutilmente "respiran" con el movimiento de la vida, un fenómeno que produce impulsos rítmicos que pueden palparse con manos sensibles. La presencia de estos ritmos sutiles en el cuerpo fue descubierta por el osteópata Dr. William Sutherland hace más de 100 años, después de que tuvo una visión notable al examinar las articulaciones especializadas de los huesos del cráneo. Contrario a la creencia popular, el Dr. Sutherland se dio cuenta de que las suturas craneales estaban, de hecho, diseñadas para expresar pequeños grados de movimiento. Realizó muchos años de investigación durante los cuales demostró la existencia de este movimiento y finalmente llegó a la conclusión de que es esencialmente producido por la fuerza vital inherente del cuerpo, a la que se refirió como el "Aliento de vida".

Además, el Dr. Sutherland descubrió por primera vez que el movimiento de los huesos del cráneo está estrechamente relacionado con los movimientos sutiles que involucran una red de tejidos y fluidos interrelacionados en el núcleo del cuerpo; incluyendo el líquido cefalorraquídeo (la "savia en el árbol"), el sistema nervioso central, las membranas que rodean el sistema nervioso central y el sacro.

Un terapeuta entrenado puede percibir y testar el movimiento cráneosacral en cualquier parte del cuerpo. Se puede obtener así, una gran información acerca de las diferencias cualitativas que presenta el movimiento en su amplitud, rango, simetría etc. El terapeuta está en una escucha activa constante, neutra, del sistema nervioso central formado por las vías neurovegetativas, neurosensoriales y neurovasculares. El sistema nervioso central controla las muchas y complicadas funciones interconectadas del cuerpo y de la mente. Las funciones motoras, cognitivas, sensoriales y autónomas están todas coordinadas y dirigidas por el cerebro y los nervios.

En respuesta a traumas físicos, tensiones o problemas emocionales, etc. los tejidos del cuerpo se contraen. En ocasiones, esta contracción - sobre todo si el golpe ha sido fuerte o el trauma emocional intenso - queda contenida en el cuerpo, limitando su buen funcionamiento, y creando restricciones que provocan problemas que pueden durar años. El movimiento craneosacral las refleja como áreas de congestión o restricción. Un terapeuta entrenado puede percibirlas, identificar su origen y trabajar con ellas.

El terapeuta utiliza sus manos para intentar liberar estos patrones de restricción; al hacerlo, el cuerpo del paciente tiene la oportunidad de liberar ese patrón restrictivo y encontrar una nueva forma de organizarse.  Durante la sesión el paciente generalmente permanece tumbado en la camilla y siente el contacto ligero de las manos del terapeuta. El contacto se puede realizar sobre la misma ropa. La duración de la sesión será de alrededor de 90 min, dependiendo del caso. Cuando se liberan las tensiones, se libera también la energía que antes se utilizaba para mantener la restricción. Por lo tanto, uno de los beneficios de esta terapia es aumentar nuestro nivel de energía, pudiendo también producir una relajación más profunda. Generalmente es necesario realizar una serie de sesiones para obtener todos los efectos beneficiosos que esta terapia puede ofrecer. La Terapia Cráneosacral se utiliza para tratar una gran variedad de problemas de salud, es una terapia tan suave y segura que es apropiada para personas de todas las edades, desde ancianos hasta niños y bebés, así como durante el embarazo y postparto, después de una operación, un accidente o en condiciones de fragilidad. Al tratarse de una terapia global de todo el cuerpo, puede ayudar a las personas con casi cualquier condición, incrementando su vitalidad y permitiendo utilizar sus propios recursos de autocuración.

"Los gusanos no comerán madera viva donde fluye la savia vital, el óxido no obstaculizará la apertura de una puerta cuando las bisagras se usan todos los días.  El movimiento da salud y vida.  El estancamiento trae enfermedad y muerte ".

Proverbio en la medicina tradicional china